-Isao hijo duermes más que una marmota. Dijo el anciano soltando una carcajada.
-Lo siento padre pero ayer me acosté un poco tarde, me ha dicho madre que querías verme.
-Pues si, Isao ya sabes que todo buen jinete necesita un caballo verdad?
Isao asintió con la cabeza a la vez su padre sacaba del establo un precioso caballo negro, tenía una mancha blanca en la cabeza al igual que en las patas, tenía el pelo brillante y limpio.
-Pues hijo aquí tienes el tullo, se llama umbra, espero que t agrade Isao.
-Pues claro que si padre, es precios. Dijo Isao mientras abrazaba a su padre.
-No hijo, es preciosa, es una yegua.
-Ahora Isao prepárala, adentro tienes la silla de montar y las riendas. También te he preparado otro regalo, pero este tendrás que ir a buscarlo a casa de tu tío, así que no pierdas mucho el tiempo que hay medio día de camino.
-De acuerdo padre ara mismo me pondré de camino. Dijo Isao mientras acariciaba el oscuro pelaje de la yegua.
El anciano le dio una palmada en el hombro a Isao mientras desaparecía al girar la esquina de la casa.
Después de haber preparado a la yegua, Isao subió a sus lomos y la espoleó suavemente.
Bajo por la cale principal de la aldea, más que una calle era un camino polvoriento de tierra, hasta salir de la pequeña aldea.
Isao partió por los verdes prados mientras espoleaba a su caballo, hasta ver desaparecer la aldea en el horizonte, dejando atrás los verdes prados y adentrándose en el verde bosque de Greenwood, siguiendo el estrecho camino que a veces parecía desaparecer entre las hojas y la hierva.
Ya pasaba medio día hasta que Isao atravesó el verde bosque de Greenwood, entonces fue cuando vio dibujada una pequeña casa en un pequeño valle.
Isao bajó velozmente por el valle, la brisa del viento ondeaba el oscuro cabello de Isao asta llegar a la casa.
Isao desmonto la yegua, mientras acariciaba su oscura crin, ato la rienda en la valla que rodeaba la casa, avanzo hacia la verja de la valla. Las bisagras chirriaban mientras empujaba la verja. Entrando a un bonito jardín de arboles frutales, con un pequeño camino de piedras que se dirigía a la casa.
Tocó la oscura puerta de madera, Isao tuvo que tocar dos veces la puerta antes de que se abriera la puerta.
Cuando se abrió la puerta, salió un hombre con barba oscura, llevaba una bata roja y negra.
-Isao me alegra verte. Dijo el hombre mientras abrazaba a Isao
-felicidades, has crecido mucho des de la ultima vez que te vi. Y eso si no me equivoco fue hace 4 años…
-Gracias tío, tu tampoco tienes mal aspecto. Dijo Isao sonriendo a su tío.
Isao entro en la casa, estaba bastante iluminada, havia una mesa con 6 sillas, una chimenea encendida, la casa estaba llena de objetos extraños y artilugios. También había una pequeña biblioteca de libros polvorientos entremedio de dos armarios de madera oscura. El suelo de madera crujía con cada pasao. Isao se sento en una silla enfrente de la mesa, mientras que su tío estaba trasteando por los armarios.
-Pasa pasa, que quieres tomar té? O tal vez algo mas fuerte?
-Tomare te.
-Y nada para comer?
-No gracias tío, tan solo tomare te.
Su tio cojio de uno de los armarios una tetera y unas bolsas de hiervas de encima de una mesa del fondo, lleno la tetera de agua y depositó las hiervas en el interior. Avanzó hasta la chimenea y dejo la tetera colgando de una barra oscura de hierro debajo del apagado fuego.
-Y dime Isao que tal esta la aldea?
-Bien tío, la semana pasada hicimos una recogida de maíz de los campos, y cada vez se hace mas grande, y como siempre se respira tranquilidad en ella, siempre me he preguntado por que no vives allí.
-Esta pequeña valle es muy tranquila Isao, y ya sabes que yo investigo, y para ello me gusta hacerlo a solas, tranquilamente. Dijo su tío soltando una carcajada entre dientes, mientras cogía un paquete alargado envuelto en un trapo de color rojo vivo.
-Tu padre me dejo para que renovara algo para ti, y es algo mui preciado de tu padre. Dijo su tío mientras le ofrecía el regalo envuelto a Isao.